domingo, 22 de abril de 2012

Policloruro de vinilo y dioxinas

El Policloruro de vinilo o PVC es un polímero termoplástico. Se presenta como un material blanco que comienza a reblandecer a los 80 ºC y se descompone a los 140 ºC. Es un polímero por adición y además una resina que resulta de la polimerización del cloruro de vinilo, tiene muy buena resistencia eléctrica.

El átomo de cloro enlazado a cada átomo de carbono le confiere características amorfas principalmente que impiden su recristalización, la alta cohesión entre moléculas y cadenas poliméricas del PVC. 
Se deben principalmente a los momentos dipolares fuertes originados por los átomos de cloro, los cuales a su vez repelen moléculas con igual carga, creando repulsiones electrostáticas que reducen la flexibilidad de las cadenas poliméricas, esta dificultad en la estructura hace necesario la incorporación de aditivos la obtención del producto deseado.
En la industria existen dos tipos:
  • Rígido: para envases, ventanas, tuberías, las cuales han reemplazado en gran medida al hierro, ya que se oxida más fácilmente.
  • Flexible: cables, juguetes, calzados, pavimentos, recubrimientos, techos tensados...

Se caracteriza por ser dúctil y tenaz; presenta estabilidad dimensional y resistencia ambiental. Además, es reciclable por varios métodos.

La exposición al cloruro de vinilo ocurre principalmente en el ambiente de trabajo. Respirar niveles altos de cloruro de vinilo por cortos periodos de tiempo puede causar mareo, somnolencia y pérdida del conocimiento. A niveles extremadamente altos, puede causar la muerte.
Respirar cloruro de vinilo por largos periodos de tiempo puede producir daño permanente en el hígado, reacciones en el sistema inmunitario, daño a los nervios y cáncer de hígado.


Las Dioxinas son compuestos químicos obtenidos a partir de procesos de combustión que implican al cloro. Este término se implica indistintivamente a las policlorodibezofuranos (PCDF) y a las policlorodibezodioxinas (PCDD). Químicamente son estables, poco biodegradables y muy solubles en grasas, tendiendo a acumularse en suelos, sedimentos y tejidos orgánicos pudiendo penetrar así en la cadena alimentaria.


Están presentes en los alimentos pero en cantidades similares al nanogramo y picogramo por kilogramo y litro. También se encuentran en otros lugares aunque en bajas concentraciones, algunas de ellas extremadamente tóxicas.
Junto a ellas, suelen encontrarse los furanos, que son compuestos químicos similares. Las dioxinas y los furanos no se sintetizan deliberadamente, exceptuando para trabajos de investigación en pequeñas cantidades.


Se producen como derivado de:

  1. En el proceso de fabricación de algunos pesticidas, conservantes, desinfectantes o componentes del papel;
  2. Cuando se queman a bajas temperaturas materiales como algunos productos químicos, gasolina con plomo, plástico, papel o madera.


Hay varios cientos de dioxinas y furanos pero en su mayoría sólo son ligeramente o nada tóxicos. Pero una docena de ellos están entre las sustancias más tóxicas que se conocen. Todavía no se sabe bien cómo afectan estas sustancias a los humanos, por esto es arriesgado pronunciarse sobre los efectos que producen las distintas dosis, especialmente cuando hablamos de contacto con estas sustancias durante periodos de tiempo largos.





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